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martes, 11 de julio de 2023

Una Revolución que no paso de ser proyecto.

De Cómo en 1922 el General Alvarado Pretendió Encabezar una Rebelión con la Ayuda de los Miembros de la C.G.T.

Por JOSE C. VALADES


Sonriendo ingenuamente de vez en cuando; hablando con serenidad y convencimiento; levantando o abriendo los brazos como el niño que cree encontrar los soñados juguetes con sólo alzar la mano, o el joven que cree conquistar el amor del prójimo mostrando el pecho, el general de división Salvador Alvarado expuso ante más de veinte mil obreros, durante un banquete, los planes para una revolución tan violenta como la rusa, y tan utópica como la Democracia.

Emprender una campaña subversiva entre los obreros; decretar una huelga general revolucionaria; levantar barricadas; unir al ejército con el pueblo; derrocar al gobierno burgués; establecer el gobierno de los sindicatos; expropiar a los generales y a los ricos; construir una “benigna” dictadura de los trabajadores, y por fin, llegar a la democracia económica, fueron los capítulos del discurso de Alvarado, pronunciado doce meses antes de que estallara la revolución delahuertista y cuando era Presidente de la República el general Alvaro Obregón.

Graves los unos y arrojando humo de sabrosos y grandes puros veracruzanos; adustos y descontiados* los otros y mientras que hacían bolitas con el migajón del pan o jugaban con los cubiertos; con los codos sobre los platos de rica porcelana y paladeando de vez en cuando una cerveza negra y amarga los terceros, los obreros parecían seguir maquinalmente las palabras del ex- secretario de Hacienda y Crédito Público.


DISPUESTO A RENUNCIAR A SU GRADO

Cuando el general Alvarado terminó su peroración, para dejarse caer poco a poco sobre el asiento, varios obreros hicieron un movimiento para retirarse; pero el divisionario, rápidamente, volvió a ponerse en pie, diciendo en tono afable:

—Compañeros, «hora deseo conocer la opinión de ustedes.

—General, usted es burgués, la revolución que usted pretende llevar a cabo es una revolución bolchevique, y nosotros somos enemigos de todos los gobiernos —respondió un joven.

—Yo también soy enemigo de todos los gobiernos, compañeros, y es lo que he sostenido en mi discurso.... —agregó Alvarado.

—General . . . . . .

—Compañero, le ruego que no me llame general, porque he dejado el generalato a las puertas del hotel y si ustedes estén de acuerdo conmigo, lo dejaré para siempre, porque considero que es deshonroso...

—interrumpió vivamente el ex-secretario de Hacienda.

Los asistentes al banquete rieron y aplaudieron por primera vez.


COMO HARIAN LA REVOLUCION

Las últimas palabras de Alvarado infundieron confianza, y un obrero le preguntó con familiaridad:

—Compañero y ¿cómo haríamos la revolución?

—Muy fácil, compañero, si ustedes apoyan mis planes, ustedes harán una huelga general y yo me comprometo a darles armas y parque!

Varios obreros golpearon platos y copas con los cubiertos y la reunión que había estado a punto de terminar tristemente tomó el carácter de una conspiración.

—¡Armas y parque!, —gritaron algunos oyentes y otros agregaron:

¡Vengan, compañero, vengan!

Alvarado sonrió satisfecho y comentó:

—Si compañeros, si es que nos ponemos do acuerdo, este movimiento debemos hacerlo antes de que Obregón sea reconocido por el gobierno do los Estados Unidos.

Dos años hacía que el general Alvaro Obregón había tomado posesión de la Presidencia de la República, y dos años también hacía que el general Salvador Alvarado había salido de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, después de haber ocupado la cartera durante el interinato de don Adolfo de la Huerta.

UNA ERA DE CONJURACIONES Y VIOLENCIAS

Cuando De la Huerta tomó posesión de la Presidencia de la República al triunfo del Plan de Agua Prieta, todas las energías obreras que habían sido acumuladas silenciosamente en los últimos meses, de la administración del presidente Venustiano Carranza, estallaron ruidosamente.

Las primeras noticias de la revolución rusa despertaron grandes deseos en las grandes masas de México y aun los líderes obreros cuyos atrevimientos ideológicos no iban más allá de un socialismo que pacíficamente conquistara el Poder político, parecieron contagiados por la fiebre de la violencia y empezó una era de conspiraciones.

Pero la era de conspiraciones terminó pronto y cuando el gobierno de De la Huerta llamó a colaborar a algunos de los más activos conspiradores, quienes días antes habían pretendido sublevar al ejército y arrojarse sobre las puertas del Palacio Nacional e izar la bandera roja con la hoz y el martillo sobre los mástiles de los edificios públicos do la capital.

Al calor de esa conspiración y de esos entusiasmos revolucionarios, los elementos que combatieron al moronismos revolucionarios(sic), los elementos que combatieron al moronismo en el gobierno interino de De la Huerta constituyeron dos fuentes de propagación revolucionaria: La Confederación General de Trabajadores y el Partido Comunista de México.


EN EL HOTEL DE LA PAIX

El Partido Comunista de México, claramente definió su posición cuando desde sus primeros meses de vida se afilió a la Internacional Comunista de Moscú, mientras que la Confederación General de Trabajadores se movía inquietamente.

Conociendo esta posición de la CGT, el general Alvarado se dirigió a los líderes de esta organización para invitarlos a sostener sus planes haciendo un movimiento revolucionario.

Fue en los primeros días de diciembre de 1922, cuando el general Alvarado invitó a los líderes de la CGT, a un banquete privado en el Hotel de La Paix**, en la ciudad de México.

Y en un pequeño salón del citado hotel y a los postres, después de que los meseros salieron del salón, el ex-secretario de Hacienda, dio a conocer sus proyectos.


QUIEN ERA ALVARADO

Pequeño de cuerpo, regordete, de movimientos nerviosos, con una mirada que a veces parecía demasiado severa y otras demasiado infantil; con una cabeza alta brotando desesperadamente de los hombros; con dos pronunciadas entradas en la cabeza, como marcando dos caminos de irrealizaciones, Salvador Alvarado, nativo del Estado de Sinaloa, había pasado desde los primeros años de su vida en el Estado de Sonora, hasta el momento en que se adhirió a la revolución de 1913.

El general Alvarado fue uno de los primeros políticos de la revolución que pretendió justificar ideológicamente el movimiento encabezado por Venustiano Carranza, cayendo así en el socialismo: la única fórmula ante él expuesta por varios extranjeros que acudieron al llamado que hiciera cuando siendo gobernador del Estado de Yucatán, convocó a algunos expertos en cooperativas.


PRELUDIOS DEL BANQUETE

De pie, a la puerta del pequeño salón donde había de celebrarse el banquete y escoltado por un amigo que hacía una caravana cada vez que entraba un obrero, el ex-secretario de Hacienda y Crédito Público, saludaba afectuosamente a los invitados.

—¡Salud, compañero! . . —decían los obreros.

—¡Salud, salud! . . . . —respondía Alvarado maquinalmente.

Mientras que varios meseros vestidos de negro terminaban de servir la mesa, los miembros de la Confederación General de Trabajadores, en grupos, hablándose al oído, miraban con desconfianza creciente al general Alvarado.

—Ya estamos todos, general —dijo un joven alto, con acento marcado de andaluz.

—Bien, bien, compañerito, y ahora a comer y entonces platicaremos mucho.... —respondió Alvarado, al mismo tiempo que hacía una indicación para que todos se sentaran.

Ocupando la cabecera, Alvarado comía nervioso; la mayor parte de los obreros hablaban entre sí, pero todavía en voz baja.

—Hablen, compañeros, hablen —decía el anfitrión de vez en cuando.

Los obreros reían y seguían comiendo y festejando algunas veces cuando algunos de los asistentes, manejando los cubiertos de plata, hacían brincar los manjares de los platos salpicando el mantel de finísimo Damasco.

—Ora, tú, pórtate bien; ¿no ves que estás en un banquete? —decían al que le sucedía alguna desgracia.

—¡Bah!, al fin lo paga . . . . mi general —respondía el aludido.

—Dirás que la Nación interrumpía otro.

—Qué dicen, muchachos? —preguntaba Alvarado en tono paternal.

Y todos reían sencillamente.


EN MATERIA

A los postres el ex-secretario de Hacienda se puso en pie y con voz pausada, pero fuerte, dijo:

—Compañeros, a! invitar a los líderes de la Confederación General de Trabajadores . . . .

—No tenemos lideres, general —interrumpió vivamente un obrero.

—Pues los principales . . . .

—No hay principales —protestaron varios.

—A los amigos de la Confederación —agregó Alvarado, haciendo una reverencia— es porque considero que la CGT, es la única organización obrera en México limpia en antecedentes, que no tiene compromisos con el gobierno; es porque considero que dentro de esta gran Confederación están los hombres del mañana; los hombres que habrán de tomar las tierras, los talleres y las fábricas para trabajarlas por su propia cuenta, acabando así con la inicua explotación del hombre por el hombre, que ha existido durante tantos siglos. . . .

Abriendo los brazos desmesuradamente, el orador agregó:

—He llamado a los hermanos, en estos momentos de prueba, ya que los individuos que se encuentran en el poder están corrompiendo nuestros más caros principios; los principios de la Revolución Mexicana; he convocado a los amigos que sienten como yo las miserias de los hermanos; he invitado a los hombres que sabrán hacer respetar los derechos de todos.


EL COMUNISMO LIBERTARIO

Continuó hablando el divisionario sinaloense sobre el concepto revolucionario de la clase obrera, para decir con un gesto sereno:

—Ahora ha llegado el momento de que hagamos la revolución, la verdadera revolución. He visto inscrita en la bandera de la Confederación General de Trabajadores un lema hermoso que podemos realizar: El Comunismo libertario. Yo también soy comunista.

Y después de esta confesión de credo, el general Alvarado dio a conocer los planes de rebelión.

Pretendía el ex-secretario de Hacienda, que ahí mismo los obreros quedaran comprometidos a hacer una revolución, decretando una huelga general, levantando barricadas, (incomprensible) soldados para formar "ayuntamientos de obreros y (incomprensible) expropiar a la burguesía y establecer una benigna dictadura del proletariado por medio de los sindicatos y la representación profesional.

—Así llegaremos a la Democracia Económica, que es el sueño de todos los pueblos grandes que quieren emanciparse de sus eternos verdugos —terminó diciendo Alvarado.


MAS PLANES

Comprendiendo Alvarado que sus palabras no habían causado efecto, y viendo que los obreros pretendían retirarse, pidió la opinión de todos sobre los planes expuestos.

Después de ofrecer armas y parque para hacer una revolución, Alvarado logró conquistar la confianza de los líderes obreros, y fue el momento aprovechado por el ex-secrctario de Hacienda para revelar sus planes insurreccionales.

—Compañeritos —dijo el divisionario sinaloense— me siento lleno de confianza hacia ustedes; ustedes han permanecido alejados de la corrupción del poder, dedicándose en cuerpo y alma a exterminar una casta: la burguesía, y a realizar un ideal: La Revolución Social. La palabra Revolución Social ha silo degenerada ya que hasta los lideres podridos de la Confederación Regional Obrera Mexicana, la han tomado como divisa, y es necesario que la reivindiquemos . . . . . .

—General compañero, pero lo que nosotros queremos son armas . . . .

—interrumpió un obrero.

—Es verdad, es verdad —repuso vivamente Alvarado— para allá voy. Decía, que siendo ustedes quienes son, tengo confianza para darles a conocer mis planes. Ustedes tienen en su poder a las masas; ustedes tienen dominio sobre ellas; a ustedes lo único que les hace falta es la dirección . . . . dirección técnica del asunto . . . .

—Compañero Alvarado, si nosotros pensamos realizar una revolución, ha de ser una revolución comunista libertaria y por lo tanto, una revolución del pueblo, una revolución sin jefes . . . . —dijo el joven obrero andaluz.

—Compañerito San Vicente, compañerito San Vicente, permítame que me explique . . . . Si es que deseamos unirnos para luchar contra tres poderosos burgueses: Obregón, Calles y De la Huerta.


QUIEN ERA SAN VICENTE***

Sebastián San Vicente, joven anarquista español había llegado a México a principios de 1921, procedente de La Habana, donde había sido perseguido por las autoridades cubanas, debido a sus actividades en los sindicatos obreros.

Uno de los organizadores de la Confederación General de Trabajadores, había sido el conducto del general Alvarado para invitar a los líderes de la CGT, a aquella reunión.

—Pero compañero, ¡si lo que nosotros queremos es que nos diga cómo se hará esa revolución! —insistió San Vicente.

—Compañerito, voy allá, voy allá —repuso el ex-secretario de Hacienda, levantando los brazos desesperadamente—. Miren, compañeros: Supongamos que el mes de abril o mayo del año entrante, cuando empiece la agitación de la campaña presidencial, ustedes decretan una huelga por cualquier motivo; hacen las peticiones más fuertes que hayan hecho a la burguesía, y como ésta no accederá; ustedes se apropian de la fábrica donde estén en huelga; luego decretan los demás una huelga general de solidaridad; el gobierno mandará sus fuerzas; entonces entraremos todos a la acción, levantaremos barricadas y la Revolución Social habrá estallado. Cuando llegue este momento, será cuando yo ya tenga las armas y el parque.

—¿Y luego? —preguntó un obrero.

—Luego, compañerito, luego está dicho todo, habremos hecho la revolución social: nos habremos apoderado de las fábricas, de las minas, de los campos, de los talleres y formaremos un gobierno por medio de los sindicatos.

. . —¡No queramos gobierno! —prorrumpieron todos los obreros.

—Pues no será gobierno, compañeritos, será administración o lo que ustedes quieran; pero sí tenemos que establecer una benigna dictadura del proletariado, porque tengan la seguridad de que los burgueses Obregón, Calles y De la Huerta, no se van a quedar conformes con que los derroquemos, y pedirán el apoyo de los Estados Unidos para hacer una contra-revolución.


TAMBIEN ERA BURGUES

Como San Vicente se pusiera en pie, quizás con el objeto de hacer nuevas objeciones al plan expuesto, Alvarado, con energía, le dijo:

—Bueno, compañeritos y compañeritos todos, ya he dicho lo que tenía que decir; ya están todos listos y yo daré el grito en su oportunidad.

—¿Grito? —preguntó San Vicente.

—Si, compañerito, cuando yo tenga las armas aquí, les avisaré y entonces ustedes se lanzarán a la huelga general.

—¡Armas y parque, vengan ellas! —gritaron los obreros entusiasmados.

—¡No tan alto, compañeros! —suplicó, por primera vez Alvarado.

Y la reunión terminó, como había empezado: Salvador Alvarado a la puerta del pequeño salón comedor del Hotel de La Paix, extendía la mano u todos sus invitados.

—Salud, compañero —les decía Alvarado, haciendo una pequeña reverenda, y sonriendo.

Y cuando el último de los comensales salió, el ex-secretario de Hacienda, seguido de su amigo, abandonó el Hotel y montó en un hermoso limousine.

¡Eh!, y dice que él no es burgués!. . . . —dijeron varios obreros cuando vieron cómo Alvarado montaba en su lujoso coche.

Dos veces más citó el ex-secretario de Hacienda a los líderes de la CGT, a nuevas conferencias, obteniendo en ambas ocasiones una enfática negativa.

Fue así como los planes del general Alvarado para hacer una “Revolución Social" en México, fracasaron para siempre.

Fuente: La Opinión. - Los Angeles, California, viernes 29 de noviembre de 1929. Pag.3

*No sabemos a que se refiere o el significado. será error?

**Donde estaría ubicado dicho hotel?

***En otro post, publicaremos algo mas sobre Sebastian Sanvicente y algunas impresiones sobre este testimonio de Valades.

lunes, 22 de febrero de 2021

Las gentes que leen.


  

Compartimos esta crítica (de mal gusto para nuestra opinión) que hace Francisco G. Cosmes bajo el seudónimo de senectus, de fecha 15 de diciembre de 1878, aunque parece que no cumplió su amenaza de no volver a escribir, quizá solo bajo este seudónimo, pues siguió firmando con su nombre sus artículos. A nuestro parecer, exagera su crítica o no percibía que aún en ese momento había muchos cambios políticos, pero de que había prensa y lectores, los había. Nos permitimos añadir algunas notas al final.

Las gentes que leen.

Son las once de la mañana, y esta es la hora en que no encuentro asunto para el artículo que tengo el deber de publicar mañana en La Libertad.

¿De qué hablaré? De política, de artes, de costumbres? ¡Ah! ¡Ya encontré asunto! Escribiré el título y manos a la obra.

Pero…. Bien pensado el caso, ¿De qué me servirá escribir? ¿Habrá quien me lea, por ventura? ¿No gastaré en balde tinta, tiempo y papel? El asunto vale la pena de ser meditado.

Vamos por partes: ¿Quién me leerá? ¿Hay acaso lectores en México?

La verdad es que apenas puede darse un pueblo menos dado a la lectura que el pueblo mexicano.

Inútil es absolutamente que nuestros legisladores y gobernantes se tomen la pena de fundar escuelas[i] en que se enseñe a leer al pueblo. ¿De qué sirve a los mexicanos aprender, si por su carácter naturalmente poco afecto a ilustrarse, nunca harán uso, como no lo han hecho hasta ahora, de la preciosa llave para abrirse las puertas de la ciencia que la lectura pone en sus manos? Hoy, en nuestro país, es imposible que se imprima libro alguno,[ii] y más imposible, aunque publicación de cualquiera clase que sea, indemnice al editor de los gastos que hace. Libros, periódicos, folletos, todo queda arrinconado, esperando, como los judíos al mesías, al lector, que nunca llega a presentarse. La inmensa mayoría de los mexicanos no sabe leer,[iii] y de la minoría que queda, el mayor número es todavía el de aquellos que profesan por la lectura un olímpico desprecio.

Y en cuanto a aquellos que se dedican a descifrar los caracteres de imprenta, he aquí su fiel y exacto retrato, para que se me diga, en conciencia, si se puede esperar algo de un país en que la gente que aspira a la ilustración se da tan pobres trazas y para leer.

Las gentes que en México leen se dividen en varias clases, porque hay diferentes maneras de leer. Voy a exponerlas a vuela de pluma, haciendo excepción, entiéndase bien, de los muy pocos para quienes la lectura tiene la importancia que merece.

Si alguna vez ha pasado Ud. Por las cadenas de la catedral[iv] a las diez y media u once de la mañana, habrá observado a varios individuos que, parados frente al puesto de un vendedor de libros viejos, se ocupan en pasar revista a todos ellos, en hojearlos y en permanecer una hora, por lo menos, en aquella ingrata ocupación, bajo los rayos de un sol canicular. Si se ha hecho Ud., la ilusión de que son lectores incansables, que acuden a las cadenas en busca de ese puesto cuotidiano del espíritu que se llama libro, esta Ud. En un profundo error. No son más que ociosos que se dan aires de sabios, esperando el paso de una mujer que va a oír misa a la catedral. Semejantes lectores no sacaran grande provecho de su lectura ciertamente.

Vienen en seguimiento de estos, aquellos que pasan revista todos los días invariablemente, a todos los pedazos de papel en que las cocineras llevan envuelto el arroz o los garbanzos. Lectores eclécticos que, precisamente por la variedad infinita de los asuntos que leen, no me merecen la mayor confianza en cuanto a su instrucción. Estos leen generalmente fragmentos de mis artículos, destinados fatalmente a que los tenderos realicen con ellos los planes de campaña del general de La Gran Duquesa: cortar y envolver.

Los lectores de anuncios siguen a los anteriores. Saben perfectamente en donde se venden las camisas más baratas, cual es el mejor emplasto para los callos, y cuanto se dará de gratificación a la persona que entregue un perro o un niño extraviado; pero se permiten ignorar hasta la forma de gobierno que los rige.

Las mujeres que leen el último capítulo de una novela, para conocer lo más interesante, que es el desenlace, ocupan el cuarto lugar. No serán ellas quienes puedan aspirar a un título de profesoras de instrucción primaria, ni a la rehabilitación social de la mujer por medio de la inteligencia.

La quinta categoría está formada por los lectores de café y de peluquería.

¿Ve Ud. Aquel pollo de avanzada edad y aire conquistador que, sentado detrás de una vidriera de la Concordia,[v] parece absorto en la lectura del Mensajero?  Cualquiera creería que la marcha de Benítez, la cuestión con los Estados Unidos o la deuda inglesa se han apoderado por completo de su atención, ¿verdad? Pues quien lo crea se engaña como un hereje. El periódico le sirve de trinchera, de biombo, de pantalla, para lanzar lascivas miradas a las pantorrillas de las señoras que bajan de su coche para entrar a oír misa a la Profesa.[vi]

En la peluquería, entre los que aguardan su turno para que les corten el pelo o hacerse afeitar, es infinito el número de los lectores. Uno hay que desde hace una hora tiene la vista fija en la primera columna del Combate. ¿Meditará sobre la inconveniencia del benitismo,[vii] sobre los furibundos ataques que a ese partido dirige el mencionado diario, o sobre los lamentos de los partidarios políticos que pusieron la mesa para que sus adversarios se sentasen a ella? No: se ocupa en un proyecto que le hará ganar tres golpes seguidos a la roleta. Su vecino inmediato lleva dos horas de tener en la mano La Ilustración Católica. ¡Que despacio lee ese señor! Pues no, no lee, duerme, y le concedo la razón. Mas allá, tres caballeros recostados en fantásticas posturas sobre un sofá. Tienen en su poder, el primero El Siglo XIX, el segundo, La Patria, el tercero La Libertad. ¿Leen o van a leer? ¡Error! Hablan de teatros, de aventuras escandalosas, de caballos. Los diarios no caen de sus manos. ¿Llegaran a leerlos? Nunca, hacen uso de ellos para accionar.

¡Y pensar que después de presenciar escenas semejantes hay escritores que no cambian aun la pluma para ensuciar papel por el arado para sembrar maíz! No son mártires únicamente los canonizados por la iglesia Romana, ni salvajes solamente los hotentotes,[viii] pueblo en el que la libertad de la prensa no existe por una razón bien sencilla: porque no hay prensa. Los hotentotes tienen sobre nosotros una ventaja inmensa: ser lógicos. ¿A que tener escritores o impresores, si no saben ni quieren leer?

No, decididamente, no escribo ahora.

-Regente, vea Ud. con que llena el periódico, porque de mi pluma no puede esperar ni una línea.

Senectus.

 

Notas


[i] el 2 de diciembre de 1867 el gobierno juarista expidió la Ley de Instrucción Pública, que estableció en el Distrito y Territorios la educación primaria gratuita para pobres y obligatoria para todos los niños mayores de cinco años; suprimió la enseñanza de la religión e incluyó el estudio de rudimentos de historia y geografía. Esa ley creó también la Escuela Nacional Preparatoria. Para mas info sobre las escuelas en México en el siglo XIX, ver: ¿Cómo era la educación pública en el México independiente? - https://relatosehistorias.mx/nuestras-historias/como-era-la-educacion-publica-en-el-mexico-independiente / La educación pública superior en México durante el siglo XIX - http://biblioweb.tic.unam.mx/diccionario/htm/articulos/sec_28.htm / La educación pública en México en el siglo xix. La Ley de Instrucción Pública durante el Segundo Imperio - https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/10/4551/8.pdf

[ii] Me parece que el autor del artículo exagera, pues para esta época, aunque eran pocos los impresores-libreros, si había impresión de libros. Aunque hoy día hay varias investigaciones, tesis, libros, artículos, etc. Sobre las imprentas y las publicaciones en el siglo XIX, me permito citar algunos fragmentos del Análisis de las portadas impresas en México de 1820 hasta 1845: una visión del sector editorial a través de los libros y sus portadas De Arellano Vázquez, Lucila: “Los impresores mexicanos más destacados del siglo XIX fueron el impresor Ignacio Cumplido (1811-1887), Vicente García Torres (1811-1893), Mariano Galván Rivera (1826-1841) y José Mariano Fernández de Lara (1839-1892). Muchos de ellos eran impresores-libreros que vendían sus propias publicaciones. Los cuales, impresionados por las hermosas cubiertas que llegaban del exterior, pronto ordenaron instrumentos y herramientas en cantidades grandes de Francia e Inglaterra con el propósito de hacer imitaciones, como explica Manuel Romero Terreros.” “El cambio histórico que supuso la separación empresarial entre libreros e impresores se dio en México en la primera mitad del siglo XIX, cuando la demanda de libros aumentó las inversiones eran muy fuertes.” “En relación al coste del libro, cabe señalar que éste no era asequible para todas las clases sociales. Además, los intereses políticos y económicos de unos pocos privilegiados decidieron su producción”. El documento completo se puede consultar online en: https://www.tdx.cat/handle/10803/1382#page=1

[iii] En México, palabras como “analfabetismo” o “analfabetas” comenzaron a circular en la prensa en las últimas décadas del siglo XIX; no serían conceptos importantes para la discusión política hasta la década de 1910. A finales del siglo XIX, los analfabetos representaban 80 por ciento de la población total.

[iv] Información del origen sobre estas cadenas, se puede ver online: Un espacio entre la religión y la diversión: el Paseo de las Cadenas (1840-1860) de Regina Hernández Franyuti. http://www.analesiie.unam.mx/index.php/analesiie/article/view/2230/2730

[v] Una de las cafeterías más importantes del siglo XIX fue el Gran Café Restaurant de la Concordia ubicado en las entonces calles de Plateros y San José el Real, ahora Madero e Isabel la Católica. Frecuentada por la élite intelectual y de la clase alta. Parece que su apertura data de los años 60´s de dicho siglo.

[vi] La Profesa, es un antiguo Templo ubicado en av. Madero, esquina con Isabel la Católica. En esta, se realizaron las reuniones de noviembre de 1820, encabezadas por el canónigo Monteagudo y el ministro de la Inquisición Tirado, en donde se preparó el plan de Iguala, que dio a Agustín de Iturbide el mando supremo de la revolución y después la corona.

Cuando estalló la Guerra Cristera, fungió como catedral provisional, pues la Catedral Metropolitana había cerrado sus puertas. El templo fue diseñado por Pedro de Arrieta, entre 1714 y 1720.

[vii] Se refiere a Justo Benítez (Oaxaca 1833 - Ciudad de México 1900) fue un político, Secretario de Hacienda de México durante el gobierno de Porfirio Díaz, entre 1876 y 1877. Aunque fue amigo de P. Díaz desde que ambos estudiaban en el seminario de la ciudad de Oaxaca, durante la contienda como candidato a la presidencia de la república en 1880, fue “derrotado” por Manuel González Flores, compadre de Porfirio Díaz.

[viii]     Etnia que habitó cerca del cabo de Buena Esperanza, en el suroeste de África.

 

jueves, 10 de septiembre de 2020

- El Arte de Leer - *

 André Maurois

¿Es un trabajo la lectura? Válery Larbaud la llama el “vicio impune”, y Descartes; por el contrario, dice que es “una conversación con las gentes más honradas de los pasados siglos”. Ambos tienen razón.

La lectura-vicio es propia de los seres que encuentran en ella una especie de opio y se libertan del mundo real hundiéndose en un mundo imaginario. Estos no pueden estar un minuto sin leer; todo es bueno para ellos; abrirán al azar una enciclopedia, y leerán un artículo sobre la técnica de la acuarela con la misma voracidad que un texto sobre las máquinas de vapor. Si se quedan solos en una habitación, irán derecho a la mesa en que se hallan las revistas y los periódicos y atacaran una columna cualquiera, por la mitad, antes que librarse por un solo instante a sus propios pensamientos. En la lectura no buscan ni ideas ni hechos, sino ese desfile continuo de palabras que les oculta el mundo y su alma. De lo que han leído retienen poco con sustantiva medula, entre las fuentes de información, no establecen ninguna jerarquía de valores. La lectura, practicada por ellos, es totalmente pasiva; soporta los textos; no los interpretan; no les hacen sitio en su espíritu; no los asimilan.

La lectura-placer es ya mas activa. Lee para su placer el aficionado a novelas que busca en los libros, bien impresiones de belleza, bien un despertar y una exaltación de sus propios sentimientos, bien las aventuras que la vida le niega. Lee para su placer aquel que ama encontrar mas perfectamente expresadas, en los moralistas y en los poetas, las observaciones que él mismo ha experimentado. Lee para su placer, en fin, aquel que, sin estudiar tal periodo definido de la historia se satisface en constatar la identidad, en el curso de los siglos, de los tormentos humanos. Esta lectura-placer es sana.

La lectura-trabajo, en fin, es la del hombre que, en un libro, busca tales o cuales conocimientos definidos, materiales de los que él tiene necesidad para establecer o acabar en su espíritu una construcción de la que él solo ha entrevisto las grandes líneas. La lectura-trabajo, debe hacerse, a menos que el lector posea una memoria extraordinaria, pluma o lápiz en ristre. Es inútil leer si nos condenamos a tener que releer cada vez que deseemos volver sobre el tema. Si me esta permitido citar mi ejemplo, diré que cuando leo un libro de historia o un libro serio cualquiera, escribo siempre en la primera o en la última página algunas palabras que indican palabras la cifra de la página en que están estos pasajes que yo quiero los temas esencialmente tratados y después, debajo de cada una de estas poder consultar, si es necesario, sin tener que volver a leer el libro entero.

La lectura, como todo trabajo, tiene sus reglas. Indiquemos algunas de estas.

La primera es que vale más conocer perfectamente algunos escritores y algunos temas que conocer superficialmente un gran número de autores. Las bellezas de una obra aparecen siempre mal a la primera lectura. En la juventud hay que andar entre los libros como se va por el mundo, para buscar entre ellos los amigos, pero cuando estos amigos han sido encontrados, elegidos, adoptados, es preciso apartarse con ellos. Ser familiar de Montaigne, de Saint Simon, de Retz, de Balzac o de Proust, basta para enriquecer una vida.

La segunda, es hacer en las lecturas un gran sitio a los grandes textos. Es necesario, a buen seguro, al mismo tiempo que natural, interesarse por los escritores de nuestro tiempo; es entre ellos entre quienes tendremos la oportunidad de poder encontrar amigos que tengan los mismos cuidados y las mismas necesidades que nosotros. Pero no nos dejemos sumergir por la marea de los librillos. El número de las obras maestras es tal que jamás las conoceremos todas. Tengamos confianza en la selección hecha por los siglos. Un hombre se equivoca; una generación se equivoca; la humanidad no se equivoca jamás. Homero, Tácito, Shakespeare, Molière, son ciertamente dignos de su gloria. Habremos de darles preferencia sobre quienes no han sufrido la prueba del tiempo.

La tercera es elegir bien su nutrimento. A cada espíritu le convienen sus alimentos adecuados. Aprendamos a reconocer quiénes son nuestros autores. Serán muy distintos de los de nuestros amigos. En literatura, como en amor, causa sorpresa la elección de los otros. Seamos fieles a lo que nos conviene. En esto somos nosotros los mejores jueces.

La cuarta es rodear nuestras lecturas, siempre que sea posible, de la atmósfera de recogimiento y respeto de que se rodean un hermoso concierto, una noble ceremonia. Leer no es recorrer una página, interrumpirse para contestar el teléfono, volver o tomar el libro cuando el espíritu está ausente, abandonarlo al día siguiente. El verdadero lector se procura largas veladas solitarias; reserva, para tal escritor muy amado, el atardecer de un domingo de invierno; agradece a los viajes en ferrocarril el que le den la ocasión de releer de un tirón una novela de Balzac, de Stendhal, o las Mémoires d' Outre-Tombe. Experimenta un placer tan vivo en volver a encontrar tal frase, tal pasaje que él ama (en Proust, la zarza blanca o la pequeña magdalena; en Tolstoi, los desposorios de Lévine), como el aficionado a la música en acechar el tema del Mago en la Petrouchka de Strawinsky.

La quinta regla, en fin, es la de hacerse dignos de los grandes libros, porque con la lectura ocurre como con las posadas españolas y con el amor: que no se halla más que lo que se lleva. La pintura de los sentimientos no interesa más que a aquellos que los han experimentado o a aquellos que, jóvenes aún, aguardan su eclosión con esperanza y angustia. No hay nada más emocionante que ver a un joven que, el año pasado, no soportaba más que los relatos de aventuras, tomarle de pronto un gusto vivo a Anna Karenine o Dominique, porque a partir de este momento el joven sabe lo que es la dicha y el dolor de amar. Los grandes hombres de acción son buenos lectores de Kipling, los grandes hombres de Estado, de Tácito o de Retz. Era un hermoso espectáculo ver a Lyautey al día siguiente de haberle quitado Marruecos un gobierno injusto, entregarse al Coriolano de Shakespeare. El arte de leer es, en una gran parte, el arte de volver a encontrar la vida en los libros y, gracias a ellos, de comprenderla mejor.

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*Texto extraido de "Gaceta de Literatura", arte literatura variedades. #9, séptima época,  Ene-Feb. 1952. México D.F. Revista editada cada dos meses por la Librería de César Cicerón.

Estaba ubicada en la Calle del Seminario #10, Centro Histórico.



martes, 25 de agosto de 2020

Aproximación a un origen de la Editorial Botas, a través de la prensa. (1898-1919)

Nos interesó buscar más información sobre la editorial por dos motivos, el primero por el testimonio de Ermilio Abreu cuando fungió como Mozo de Librería,[i] lo segundo porque estamos preparando otro testimonio del padre de un veterano librero callejero de apellido Jiménez, quien también fue empleado de esta casa editorial.
Nuestra amiga Marina Garone[ii] ya ha escrito una semblanza y una aportación sobre las portadas artísticas y nuestro amigo Marco Fabrizio[iii] intento indagar en cuál sería la primera publicación como editorial.
Hemos recurrido a los anuncios publicitarios de la prensa[iv], encontramos a partir del año 1898 el nombre de Andrés Botas con un socio para el negocio de Vinos de Jerez en el que poco tiempo después, Botas queda como único a cargo; en 1899 se anuncia el negocio de Puros y Cigarros, en 1900 aparece un anuncio de distribución de revistas españolas y es en 1904 donde se menciona la recién abierta librería, a partir de entonces se van anunciando títulos de libros que le van llegando a Botas para venta en México. En el Anuario Estadístico de la República Mexicana del año 1905, aparece listado en la página 233, la impresión de un Boletín de anuncios, de salida trimestral, iniciado a partir de 1904, seguramente la primera impresión de Botas anunciando las obras en venta en su local.
Es a unos pocos días después de iniciada la contienda revolucionaria que Botas reclama los derechos de edición de lo que seguramente es su primer libro como editorial.

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Negocio de Vinos.

El Correo Español-28mayo1898-Pag.2

 

Posteriormente queda disuelto el convenio que según parece duró poco más de un año de acuerdo a la siguiente circular. Negocio que continuaría solo Andrés Botas.

El Correo Español 4junio1899-Pag.2

 

No queda claro si seguiría comerciando Vinos porque los anuncios ya solo mencionan la distribución de tabaco.

The Mexican Herald 5sep1899-Pag.5

 

El Correo Español 16feb1900-pag.4

 

Meses después, aparece otro anunció en el que Botas distribuye en México publicaciones españolas como la revista La Vida Galante de corte sicalíptico (erótico). Cabe mencionar que, los anuncios de Puros y Cigarros aparecieron en el periódico católico La Voz de México, no así los anuncios de las revistas españolas, seguramente no se lo hubieran permitido.

El Correo Español 29abr1900-pag.4

 

El Imparcial, diario ilustrado de la mañana. 25dic1900-pag.3

 

 Ampliación de la casa Botas.

El Correo Español 25agosto1903-Pag.3

 

El inicio de la librería aparece en anuncios del año 1904.

El Imparcial, diario ilustrado de la mañana. 27agos1904-pag.3

 

La Patria-19oct1904-pag.2

 

Siguiendo con la librería en su casa, en el siguiente anuncio se puede ver la variedad de títulos que distribuye, incluidos títulos de autores anarquistas a 50 centavos, como se puede ver El Apoyo Mutuo de Kropotkin, Federalismo, Socialismo y Antiteologismo de Bakunin, El Único y su Propiedad de Stirner.

El Imparcial, diario ilustrado de la mañana. 20jul1906-pag.3

 

El Diario23agosto1908-pag.4

 

Otro descubrimiento es que en El Diario de fecha 25 de octubre de 1906 en la página cinco, se anuncia como agente expendedor de esta publicación a Andrés Botas, y vale la pena mencionar la estrategia de venta de la librería, porque en cada anuncio se les ocurría poner algún título llamativo, como No Compres Libros, Barata de Libros Buenos (o los que exponemos a continuación). También aparecen anuncios con el nombre de Librería de Vergara, en alusión al nombre de la calle donde estaba ubicada, y se puede apreciar la invitación a los libreros, seguramente de otras librerías y/o callejeros, porque hay descuentos convenientes para ellos. 

El Diario 28mzo1910-pag.4

 

El Diario 6abril1909-pag.4

 

Cigarros La Sin Rival, nota de la pag. 6 de El Imparcial, Diario Ilustrado de la Mañana. Obvio que el título del anuncio de Botas es en alusión a la marca de los cigarros.

 

¿Visitas de 8000 personas diarias? Habría que indagar cuantas librerías había en la ciudad, así como libreros callejeros, pero si era tan popular por vender barato, es posible que recibiera tal cantidad de personas al día o fuese parte de su mercadotecnia.

El Diario 26dic1909-Pag.9

 

El Diario del Hogar 14agos1910-Pag.4
 

En el siguiente anuncio queda constancia del cambio de nombre de la calle Vergara por el de Bolívar. No tenemos detalle histórico sobre este cambio de nombre en la calle.

El Diario del Hogar 29sep1910-pag.2

 

Y finalmente Botas Editor

Como habíamos comentado al inicio, nuestro amigo Fabrizio lanzó un post en su blog sobre el primer título publicado como editorial, en el siguiente anuncio del Diario Oficial Estados Unidos Mexicanos, tomo CXI número 25, del 29 de noviembre de 1910 se reclama los derechos de edición: Declaración sobre la propiedad literaria que se ha reservado el Sr. Andrés Botas, respecto de la obra La Mujer de Severo Catalina.[v] Podría ser la primera obra editada.

Es el año 1911, Botas aún vende cigarros, aunque no hemos encontrado constancia que haya seguido comerciando Vinos.

The Mexican Herald 17feb1911-pag.6

 

Pero parece que, en la siguiente circular de la página VI, secc. Avisos, del Diario Oficial Estados Unidos Mexicanos del 24 de febrero de 1911 (emitida el día 3), Botas cede la empresa de distribución de tabaco a otras personas, lo que significa que se dedicaría de lleno a la librería y a la edición. Aunque otra curiosidad es que por ejemplo en The Mexican Herald, durante todo el año de 1911 siguió apareciendo publicidad sobre la venta de cigarros, pero a partir de 1912 ya no localizamos más publicidad sobre este tema.

 

 

The Mexican Herald 13nov1911-Pag.9

 

Poco tiempo después aparece otra edición de Botas, esta vez del mexicano Heriberto Frías, su obra El Triunfo de Sancho Panza, que es la segunda parte de Tomochic.

El Tiempo 20abr1911-pag.2

En la misma nota se añade la sinopsis de la obra, en el que los editores del periódico indican, “Transcribimos, por ahora, mientras leemos la novela y podemos formar un juicio de ella; las cuatro palabras que por vía de intrucción (sic) escribió su autor en la portada del libro. Ellas darán idea, aproximada siquiera, de la nueva novela de Heriberto Frías.”

 

El Diario del Hogar 21may1911-pag.4
 

¿Surge una pregunta, como sería la vida de Andrés Botas en el periodo revolucionario? Según los anuncios en la prensa, sigue distribuyendo libros, revistas y diarios españoles y mexicanos, como el folleto de El Verdadero Porfirio Díaz.

El Diario del Hogar 17jul1911-pag.3

 

Es evidente que Botas sigue prosperando con todo y la crisis y la revolución, no sabemos si antes de esta nueva imprenta, editó además de las obras de Frías y Catalina, alguna otra más.

El Diario del Hogar 01agost1911-pag.4

  

En este 1912 el Agente de ¿ventas? de este libro, el periodista, Lic. Ignacio Ramos, en oposición a Diaz y simpatizante de Madero, fue procesado por rebelión.

El Mañana 30jul1912-pag.3

 

Obras de actualidad Politica

El Diario03may1913-pag.5

 

¿Aparece Miguel, quien sería? Otras denominaciones del sello editorial las menciona Marina Garone en su trabajo, como Botas y Blanco que aparece en anuncios de 1911 y Botas e Hijo que aparece a partir de 1916.

Por cierto, Marina en el momento de su investigación, indica que, no encontró ediciones actuales de Botas, pero vemos que, por ejemplo en la librería El Sótano hay alguna variedad de Ediciones Botas la más actual del año 2019 y la ubicación hasta los años 90s era la misma, Justo Sierra #52.
El Diario del Hogar 30agost1911-pag.3
 

El anuncio de la obra que comenta Fabrizio en su blog.

El Diario del Hogar 26sep1911-Pag.3

 

En Argos Magazine, aparece otra edición de la editorial esta vez una revista sobre el Toreo, y van saliendo anuncios de revistas de tauromaquia en otras publicaciones como Frivolidades, que distribuye aparte de esta que edita Botas.

Curiosamente un 25 de octubre de 1923 en el periódico jalisciense El Informador en la sección “Nacionales” se publica la siguiente nota sobre la muerte de Andrés Botas:
“Al caminar el día de ayer por las calles de San Cosme, el conocido librero Don Andrés Botas fue embestido por un toro, que era llevado por la calle y sin ninguna precaución, habiendo muerto al instante.”

Cabe mencionar que en L.R. no promovemos o celebramos, el maltrato y la crueldad hacia los animales.

Argos Magazine 13ene1912-pag.3

 

En la página 2 del Diario del Hogar del 23 de enero de 1912, en un anuncio se lee: “Esta librería no descansa en su empeño de poner el libro al alcance de todos” y así en diferentes anuncios alusivos a lo barato que resulta adquirir obras de diferentes temas.

En el Ghetto actual de lectores-vendedores de libros, existen comentarios sobre la baja calidad del papel de las ediciones de Botas, aun así, en general los adquieren y sobre todo los coleccionistas.

Otras ediciones en 1913, habría que revisar el Diario Oficial de los Estados Unidos mexicanos a partir de 1911 para ver si aparecen más declaraciones de propiedad de ediciones de Botas. En este caso de El Desnudo Femenino, no se menciona al autor de la obra, es una recopilación de opiniones, selección que, posiblemente hizo el mismo Botas.

Diario Oficial 01jul1913-pag. 2
 

 

“Julio Florez” Diario Oficial20agost1913-pag.3

 

 

Diario Oficial 11sep1913-pag.2

 

Autores Mexicanos. 
El cronista Roberto “el diablo”, en su obra Semáforo, (a propósito de editorial Botas del año 1938) además de reunir algunas crónicas sobre la ciudad de México y los espectáculos de la época (el circo, la carpa, el teatro de revista, el cine y la música) y semblanzas de algunos escritores extranjeros famosos, dedica en su página 103 un comentario a Gabriel Botas (hijo de Andrés) titulado El Hombre que Creyó en el Libro Mexicano, en el que casi al final dice:

Cuando se escriba la historia literaria de estos turbulentos tiempos que vivimos, habrán de ocupar preferente sitio las “Ediciones Botas”, ya que es público y notorio que a su tan valioso estímulo se debe este augural florecimiento del libro mexicano, que hará al fin posible que se nutra el ideario nacional con elementos básicamente autóctonos.

 

Pero es evidente que, previo a esto, ya Andrés creía en la literatura mexicana como se puede apreciar en este anuncio de 1913, la diferencia es que Andrés los distribuía de otras editoriales (con excepción de la publicación de Heriberto Frías) pero Gabriel publicó una larga lista.

El Diario 27agost1913-pag.6

 

En 1914 nuevas ediciones y las ya mencionadas el año anterior, igual en 1915 se declaran las mismas obras en el Diario Oficial Estados Unidos Mexicanos en la página 3 del 26 de enero.

El Pais10mzo1914-pag.4

 


 

El Constitucionalista D.Ofic. Est. Unid. Mex. 20oct1914-pags.2y3

 

El Constitucionalista D.Ofic. Est. Unid. Mex. 29oct1914-pag.4

 

Se podría hacer una compilación màs exhaustiva de: los anuncios publicitarios en la prensa, de los libros distribuidos por Botas, así como de sus primeras ediciones, si hay registro de envíos foráneos, etc.

Por lo menos las revistas y diarios en 1914 se listan los siguientes.

El Correo Español 01oct1914-pag.4

 

 

Notas curiosas.
En el Boletín del Museo Nacional de Arqueología de Fecha 01 de enero de 1913 se exhibe una lista de los gastos autorizados del Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnología del mismo mes para la adquisición de materiales impresos, en la página 21 se lista una factura de Andrés Botas por subscripciones por un monto de $23.20 pesos.
Una queja:

El Diario 9abr1909-pag.8
 

 Centro Castellano.

El Tiempo 19jul1910-Pag.3

¿Plagio a Botas?

El Pueblo 25mzo1916-pag.4
 

Pero ¿Botas pirata, plagiario? Otro detalle más para investigar y saber el desenlace, además de preguntarnos si las ediciones de botas, por lo menos las de autores extranjeros, estarían en conocimiento o le encargarían a botas su edición mexicana.

`Acción Mundial 11jul1916-pag.3

 

La prosperidad de Botas.

Se alcanza a ver su participación de $72,221.25 en registros de propiedad, seguramente de sus ediciones, casi un 7% del monto total que se menciona en la nota.

El Pueblo 05abr1917-pag.1

 

No podía faltar la constitución mexicana recién promulgada en 1917.

El Nacional 19jun1917-pag.6

 

¿Y sobre la “feminidad”? Obvio no es desde el ángulo feminista, pero valdría la pena realizar una revisión minuciosa del catálogo de Botas para ver si hay autorías de mujeres con características liberadoras.
Basta ver los títulos de las obras anunciadas en esta colección para saber el tipo de contenido: moda, belleza y sumisión.

El Nacional 10jul1917-pag.5

 
 

El Pueblo 31agos1917-pag.5

 

El Nacional 25ene1918-pag.3

 

El Pueblo21nov1918-pag.6

 

Algunas ediciones de Botas y sus precios en 1918.

Arlequín 21jun1918-pag.18

 

Libros de Texto oficiales a precios económicos en Botas para el año escolar 1919-1920.

El Pueblo 09feb1919-Pag.4

 

Se sabe que en los años 20s, las bibliotecas del país y las escuelas obtenían libros de la editorial y durante los años 30s –dice Marina Garone fue el inicio de su esplendor–, Botas fue el distribuidor oficial de las publicaciones de la Universidad Nacional de México.

Esperamos que esta breve información sobre la editorial, resulte como complemento a los trabajos de nuestros amigxs Marina y Fabrizio y sirva como pista para indagar en alguna investigación que a alguien le interese desarrollar con mayor detalle.

Libros Rodantes

Agosto de 2020

 



[i] Mozo de Librería:http://librosrodantes.blogspot.com/2020/07/mozo-de-libreria.html

Ermilio debió trabajar con Gabriel Botas en algún momento entre 1914 y 1923, porque si conoció a don Andrés debió ser antes de que este muriera y que sería durante su juventud antes de su primera obra a la edad de 25 años La Xtabay de 1919 y cuando ya a la cabeza estaba el hijo, Gabriel Botas en el que aparece como Botas e Hijo a partir de 1916 en los anuncios publicitarios.

[ii] Garone Gravier, Marina (2017). «Semblanza de Ediciones Botas (1911-1990?)». En Biblioteca  Virtual  Miguel  de  Cervantes  -  Portal  Editores  y  Editoriales  Iberoamericanos  (siglos     XIX-XXI)     -     EDI-RED:  http://www.cervantesvirtual.com/portales/letras_mexicanas/obra/ediciones-botas-1911-1990-semblanza-848937/ y Garone Gravier, Marina, Cuando la portada se convirtió en escaparate: Ediciones Botas. En México ilustrado. Libros, revistas y carteles, 1920-1950, Ediciones RM, México, 2010.

[v] Para info sobre la obra ver: http://manuelblascuatro.blogspot.com/2010/02/la-mujer-de-severo-catalina.html