O un humanismo revolucionario
Benito
Milla
De: Espoir :
Organe de la VIª Union régionale de la C.N.T.F. Num. 2, 14 janvier 1962
Coincidiendo con un
nuevo aniversario de la revolución húngara de 1956, la Editorial Proyección
acaba de publicar Niki o la historia de un perro, de Tibor Déry. Este es uno de
los mejores escritores de la Hungría contemporánea y al mismo tiempo uno de los
que ocuparon un lugar muy importante en el desarrollo de la insurrección
popular desde el lado de los intelectuales.
Nacido en el seno de
una familia burguesa hacia fines del siglo pasado, sobrevivió a algunas largas
enfermedades infantiles y terminó sus estudios en Suiza, recorriendo Europa
después, ya enteramente dedicado a la literatura. Desde el comienzo de su
carrera y en plena juventud adhiere al Partido comunista. Con Lukacs y algunos
otros es uno de los primeros intelectuales húngaros que adhirieron a la
política comunista desde los tiempos heroicos de la clandestinidad. Conoció
entonces el exilio y la prisión bajo el régimen de Horthy.
Sus obras mayores pertenecen al período de su
madurez. Sólo después de la segunda guerra, Déry publica una obra voluminosa,
La frase inacabada, saludada por Lukacs como una de las grandes novelas de este
siglo. Para entonces, su popularidad es ya enorme en su país y su influencia
entre los estudiantes y los intelectuales del Partido es notable. Pero al mismo
tiempo empiezan a formularse contra él, por parte de los elementos más
políticos, las primeras críticas. Todo lo que sucedió después, vino a confirmar
su indiferencia hacia estos críticos, cuya peligrosidad no podía desconocer.
Un repaso sumario a la biografía de Déry, indica en
él una independencia de carácter, incompatible con el criterio burocrático de
la política y de la literatura. De ahí que el hombre que había servido
fielmente al Partido clandestino, empezara a tener tropiezos con el Partido en
el poder. Las cosas cambiaban para mal.
La segunda obra de Déry, La Respuesta, que empieza
a publicarse en los años de auge comunista, aspira a ser un enorme fresco de la
vida húngara contemporánea. El protagonista es un muchacho obrero que empieza a
actuar hacia 1930. A través de él, se ve y se enjuicia el desarrollo social y
político de Hungría. Dicha obra, que debía contar con cuatro o cinco volúmenes,
tenía que relatar minuciosamente todo el proceso de los años más álgidos de la
vida europea. La reacción que el primer volumen suscitó en los medios oficiales
del Partido fue tan violenta, que la publicación de la obra quedó trunca,
probablemente para siempre.
En La Respuesta, Déry tenía la intención de llevar
las premisas del realismo hasta sus últimas consecuencias. Para ello, no podía
pasar por alto los años de la ocupación soviética y principalmente el momento
en el que las tropas de Stalin se vuelcan sobre Hungría. En una entrevista con
Tibor Meray, entonces redactor de la revista literaria Csillag, le decía:
«Claro que hablaré también de nuestra liberación. Es sobre todo de esa etapa de
la que hablaré en mi novela, aunque ya sé que entonces centenares, miles de
mujeres fueron violadas... Si pasara ese hecho en silencio, sería culpable de
una omisión que pesaría sobre toda la obra, despojándola de su autenticidad».
*
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El primer tomo de La Respuesta promovió críticas
severísimas contra Déry: desviacionismo, tendencias antipartido, prejuicios
burgueses de orden moral. El gran inquisidor de la cultura húngara en aquel
entonces, Jozsef Révai, ministro de cultura popular, escribió contra él: «este
autor, a pesar de ser miembro del Partido, mantiene ciertas reservas
aristocráticas... Durante la discusión que ha seguido a la publicación de La
Respuesta ha declarado que «el escritor se esfuerza por defender el derecho que
tiene de escribir lo que quiera». Pero entre nosotros el escritor no tiene ese
derecho. Es decir, no tiene el derecho a la verdad si ésta no coincide con
los intereses del partido.
Déry, espíritu independiente, fervoroso
antiestalinista y escritor inmensamente influyente en la Asociación de
Escritores y en el Círculo Pëtoffi, sigue defendiendo, contra ese criterio
sectario y restrictivo, el derecho a la libertad de creación, a la libertad de
expresión, a la libertad simplemente. En la famosa reunión del Círculo Pëtoffi
del 27 de junio, ante seis mil personas, Déry vuelve a la carga contra los burócratas
en un discurso que debía valerle, pocos días más tarde, la exclusión del
Partido. Dice en su discurso: «Desde 1948 hasta estos últimos tiempos, la
tendencia predominante en este país ha sido la de ocultar la verdad... Mientras
sigamos dirigiendo nuestra crítica contra las personas, sin preguntamos si los
errores no provienen del sistema y de su ideología, sólo podremos cambiar un
mal contra otro mal menor... En nuestro régimen socialista no solamente debemos
buscar los defectos que permiten a los dirigentes abusar del poder, sino
también aquellos que nos vuelven incapaces de humanidad hacia nosotros y hacia
los demás».
El día 30 de junio, Déry era expulsado del Partido
por el Comité Central. La Célula comunista de la Asociación de Escritores se había
negado a formular la expulsión. Pero inmediatamente se desató una ola de
protestas en los medios intelectuales contra esta medida, mientras se acercaba
la hora dramática de la insurrección, a la que, según Les Temps Modernes, este
asunto contribuyó en gran parte.
Después Déry integró, con el compositor Zoltan
Kodály y otras personalidades representativas, el Consejo revolucionario de los
intelectuales.
*
**
Debajo de una historia simple y humana Niki o la
historia de un perro es una novela en la que laten una emoción y una
sensibilidad profundamente depuradas por la experiencia. El tema es el de las
relaciones cada vez más intensas y complejas entre una perra — Niki — y sus
nuevos amos, el ingeniero Ancsa y su mujer.
La historia empieza en 1948, año en el cual los
comunistas húngaros parten decididamente hacia la conquista total del poder,
compartido hasta ese entonces con otros sectores políticos. Es, pues, el año que
inaugura, para Hungría, él nuevo tiempo. Cuando Niki conoce a los que luego van
a ser sus amos, 'ha comenzado la depuración en el Partido socialista, las
empresas de más de cien obreros son nacionalizadas, el Partido comunista se
anexa al socialista después de la «depuración» y, finalmente, tras una dura persecución
contra los grupos liberales y los pequeños propietarios, el cardenal Midszenty
es encarcelado. Una frase de Déry en esta novela definiría a la perfección ese
movimiento de la historia político-social de Hungría; «Cada uno construye como
puede su infierno o su paraíso». Era su infierno el que los húngaros, sin
saberlo, estaban ayudando a construir.
Aunque la novela de Déry a que nos estamos
refiriendo se consagra principalmente a describir las derivaciones emocionales
que las relaciones entre Niki y el matrimonio Ancsa producían, siguiendo el
hilo del relato se puede apreciar toda una visión subjetiva de la vida de
Budapest en la época estalinista y, en un plano más profundo, las experiencias del
propio autor sobre la vida en general. Por eso interpola constantemente en el
texto de la novela expresiones que ofician como signos intencionales, como
claves para posibilitar un entendimiento secreto entre el autor y su público.
Por ejemplo, ¿cómo no descubrir una denuncia del celo sectario del partido en
esta frase?: «La pureza moral llevada hasta una minucia cruel, puede provocar
una actitud inhumana opuesta a la corriente de la vida».
Contra esa actitud inhumana, paradójicamente, se
afirma la relación entre Niki y sus amos, defendiéndolos contra la sequedad en
base a una correspondencia de afectos puros y desinteresados en contraste con
el mundo inmediato. Porque si bien Ancsa y su mujer son miembros del Partido,
insospechables hasta cierto punto de ninguna actividad contraria a los
intereses políticos del mismo, no han maleado su espíritu en el oportunismo.
Son dos seres algo primarios y derechos, con nociones claras del deber, que
hasta aceptan con benevolencia a pesar de las privaciones a que la nueva
situación los somete. Creen en el futuro, ya que en el presente es difícil
creer. Hasta que de repente ese sistema simple de creencias se derrumba. El
ingeniero, promovido a director de fábrica, castiga a un burócrata convicto de
malversaciones. Pero éste es influyente en las «altas esferas» y Ancsa cae en
desgracia, tornándose «retraído y taciturno como la imagen del país».
En la medida en que la soledad y el desaliento van
ganando el espíritu del ingeniero, sus relaciones con Niki se van volviendo
patéticas. En el relato se insinúa una como premonición de las desgracias que
acechan. Hasta que el ingeniero, sin que se sepa cómo ni por qué, es detenido y
desaparece, mientras Niki espera cada tarde, junto a la mujer desolada, la
improbable llegada del amo. En esa fidelidad que comparten, el animal y la
mujer envejecen juntos en medio de las mismas privaciones, la misma
incomprensión, las mismas irrisorias asechanzas, la misma ausencia de libertad:
ella encerrada en un país, de la misma manera que Niki había visto reducido su
mundo, al faltar el ingeniero, a un rincón de apartamento ciudadano. Ambas han
perdido más o menos conscientemente el gusto de la vida, raídas sus almas
—¿tienen alma los perros?— por la falta de estímulos para
vivir mejor. Y es en ese silencio espeso y duro que rodea a los hombres bajo
las dictaduras, que se extingue la vida de Niki, precisamente la noche en que
su amo vuelve al hogar después de cinco años de prisión. A las preguntas de su
mujer, no puede responder nada: ninguna explicación le dieron al detenerle,
ninguna explicación le han dado al soltarlo. La vida va a recomenzar, pero,
¿cómo? Tal vez la respuesta estaba en el triunfo al que aspiraban los
revolucionarios de 1956. Pero el silencio sigue.
Sobre Benito Milla ver:
http://puertoreal.cnt.es/bilbiografias-anarquistas/2497-benito-milla-navarro-editor-anarquista.html
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http://puertoreal.cnt.es/bilbiografias-anarquistas/2497-benito-milla-navarro-editor-anarquista.html
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